El fin de la operación

El operador luego de mucha inteligencia y esfuerzo llegó a adquirir el dinero para siempre estar por encima de los demás. Después de muchos años escribió la misiva al director que lo había menospreciado para contarle todos sus logros y por fin recibir el reconocimiento esperado, y merecido. Había viajado muchos años con ese dinero, se había casado con una bella mujer que no se condice con su fealdad y había comprado algún que otro auto extravagante porque “era mejor que los demás”. 

A la semana recibió la respuesta y la aludida aceptación al club:

Nueva York

15 de octubre 1922

Estimado Marshall:

Se levanta el telón para la fiesta que nunca lo han invitaron, que no existe en otra parte que en la propia imaginación tan característica de usted ¿De dónde salió la idea de que con su dinero ganado en esta timba financiera solamente podría llegar a las cotas donde nos encontramos?

¿Coon que su mujer es por suerte hermosa? ciertamente halagadora para la señora; pero eso no lo vuelve a usted bello, o arreglado. Podría poner un poco de su dinero al servicio de acomodarte esos dientes amarillos que le hacen tan desagradable. O intentar perfumarse para que no nos centremos en su mirada un poco perdida, taciturna y sin vida. 

Esa tonalidad de piel perturbadora y blanquecino sólo nos dice la verdad: usted es un pobre ratón que encontró el laberinto del dinero y que ahora cree que con sólo eso puede hacer uso de todo, y que por eso nos va a agradar su presencia o la creeremos digna.

También he leído con detalle lo bella de su casa, en ese barrio que desconocemos. ¿me estás acusando y contando esos lujos? Interesante. Le pido que por favor no se olvide que mi casa se encuentra en el centro. 

Lo que sucede Marshall es lo siguiente; usted crees que sólo el dinero y su, por así decirlo, “inteligencia” le vale para ser y creer que es algo diferente a lo que sin duda es: un rarito que nunca pudo entrar ni medio trazo a dónde decís que te pertenece. Sería más sencillo que opte por la otra forma en que los mediocres nos rinden pleitesía: el desprecio. Despreciar este lugar porque es todo “pantomima” y mentiras. Es igual de absurdo, pero más interesante.

Sin embargo, usted nos cuenta todas esas hermosas historias. Nos dices que son validadas. Pero ¿Por quién? Es evidente que los confirmadores es su séquito de comprados y una mujer que todo ingreso que tiene depende de usted. Lo cual usted agradablemente no deja de  reafirmar en cada charla “Yo le compré”, “Yo le di”, “Yo la ayudé”. 

Entonces, me pregunta, si tan importante es su excelencia, si tan relevante es la presencia que usted impone en el amor eterno que ella te profesa. ¿Por qué siempre nos habla de su existencia y no de la de ella? Es simple niño operador, porque detrás de esas diatribas duras y potentes existe la esponjosa autoestima que siempre existirá. El pequeño niño que no pudo ser lo que quería: Alguien original. Con derecho propio, digamos.

Sin embargo, siempre admiraré la capacidad elemental de tratar de confabular historias donde usted es una suerte de héroe. Podría ser literato, o alguna otra actividad inútil. Yo por lo pronto, soy un operador, que vive en el centro y que sabe jugar el juego sucedáneo del dinero. La sociedad y el dinero. Y usted, una copia con dinero.

Me alegra por su esposa, por lo menos. Ya que, en ese castillo de cristal encerrado, viendo su particular cara todas las noches podrá tener la comodidad elemental para ser una apacible persona que siempre le dé la razón. Creemos que cualquier otra persona evadiría esa idea y haría lo sensato: salir con en búsqueda de mejores tierras para vivir fuera de un sujeto esponjoso que sólo puede adjetivarse y jamás ser sus adjetivos.

Adjunto al cronograma de actividades y al pase. Le comento que usted podrá venir el próximo martes. Asistiremos a una charla de Wallace Beery para que nos cuente sus ideas sobre una película llamada Robin Hood. Un poco hartante porque ya tuvimos otra historia de un sujeto que le robaba a los ricos para dárselo a los pobres hace 10 años. Espero que esas ideas que leemos suceden en Rusia no impregnen el resto de la sociedad.

Felicitaciones por el dinero,

espero siga con su carácter optimista

Jesse Livermore

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