Cómo beber Champagne – Versión Narigón

Las injusticias del mundo son combatidas por las grandes declaraciones que provienen de esas personas que, cotidianamente, agregan ideas y convicciones en nuestro pequeño flotar por el hogar planetario llamado tierra.

El sábado fui partícipe de un suceso revelador, casi mítico. Sin duda épico. Que desenmascaró para siempre la predilección del mundo y en especial por la gente con extremidades pequeñas.

Eran las 4 de la mañana, nos hallábamos en un casamiento, podríamos decir que la fiesta se encontraba en su cenit. Las personas habían bailado; se bebió en manera generosa y comió espectacular. Los novios estaban relucientes y felices. Una parte de los invitados era extranjera y hablaba, por lo tanto, otro idioma. Nosotros, los indios, nos golpeábamos nos golpeábamos los codos y tratábamos de hacer uso de la etiqueta, la urbanidad y las buenas costumbres con escaso éxito. Algunos gritos del fondo, donde nos encontrábamos, un nos hacían destacar, con profunda hidalguía.

Entonces llegó la hora del Champagne, las copas servidas, las personas felices, y el brindis. En ese momento lo veo a Él; se encontraba mirando la copa con odio. Un odio visceral que surge de las personas cuando sienten impotencia, dolor, ira. Una persona con desventura. “El placer tan cerca pero a la vez tan lejos”, decían sus ojos. Muchos perspicaces observadores, dentro de los que no me encontraba, notaron lo infame y doloroso de su condición. Y dijeron “No podés tomar por narigón”.

Y tenían razón. Luego de que el tumulto de copas hiciera la salutación merecida a los novios el ensayo del bebedor con nariz empezó a mostrar su infructuosa posibilidad. En ese momento mientras todos ensayaban sus chistes yo pensaba en Cortázar. ”Que sujeto terrible. Se olvidó instrucciones claves para la historia de la humanidad”. Lo iba a comentar a la muchedumbre. Pero no quería terminar en la pileta.

Todo manual de instrucciones tiene que venir a atender casos particulares. Nosotros gracias a ellos ahora sabemos cómo llorar, cantar, tener miedo, entender pinturas famosas, matar hormigas en Roma, subir escaleras y darle cuerda a los relojes. Sólo necesitamos leer Historias de Cronopios y de Famas.

Pero falta algo tan indispensable para tomar. ¿Cuáles son las instrucciones para tomar? Eso no importa ahora. O importa parcialmente. Lo que interesa es explicar el método para tomar champagne para narigones y así poder subsanar este descalabro y discriminación histórica.

Dejando de lado los motivos (La épica del jolgorio, los vicios o la rutina) la manera correcta en que uno debe poner su nariz a la hora de tomar, si ella es grande, es de costado. Como un “dos caras”. Gran tomador de nariz potencial. Para esto hay que dirigir la imaginación a ese momento terrible en que uno quiere dar el primer beso, pero que ante la pasión irrefrenable abre la boca y parece una piraña enceguecida. Lo llamaremos “método costado”

Si no funciona. Podemos empezar por elevar la copa y acompañar lentamente con la mirada a la base de la misma. Siempre tratando de que los labios se encuentren en el borde de donde saldrá el líquido. En un momento determinado todo empezará a subir, la copa principalmente. Si se ayuda con la mano sin duda será un avance extraordinario. Porque no terminará lamiendo el champagne del piso. Abrir la boca también podría ser una buena idea. Una vez que la cabeza comienza a elevarse empezará a notar que existe un cielo. El de la infancia en donde uno está recostado mientras piensa en el futuro. Un lugar lejano donde habitan muchos adultos amargados y algunos artistas apasionantes. Increíblemente muchos sueños serán realidad. Si usted no tiene sueños. No lo podrá entender y para usted este método sólo será el método “Torticoloide”

Si ambos métodos no lo satisfacen y  su voluntad está por entrar al velorio de la alegría espumante puede probar otro método.

El tercero, y el de los osados. Es el que conocemos como “De impulso” nadie habrá dejado de observar, por el conocimiento de las leyes de Newton, qué “siempre que un objeto ejerce una fuerza sobre un segundo objeto, este ejerce una fuerza de igual magnitud y dirección pero en sentido opuesto sobre el primero.” Entonces es sencillo. Teniendo en cuenta la tercera ley de Newton lo que hay que hacer es darle un impulso a la copa para que el líquido rápidamente pueda llegar a la boca y así subsanar esta injusticia mundial. Mal ejecutado puede terminar con un diente o incluso con un baño en Champagne. Glamoroso, pero a destiempo.

El cuarto, el de los salvajes, es poner toda la boca dentro de la copa y como el conejo tratar, disimuladamente, de poder tomar y absorber el tan ansiado elixir que parece esquivo ante el mundo cotidiano que alimenta el caretaje de las narices ratonas.

Ante tanta claridad y elocuencia de los sucesos espero aportar un poco de luz ante el dilema que se les presenta a las personas con extremidades grandes. En este caso de la nariz. El debate será continuado en el congreso de “Instrucciones elementales para Instruccional cosas” llevado adelante por el colegio de instructores de instructorados

Próximamente hablaré de los problemas de otro amigo:

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