Teñimos el lienzo de rojo purpúreo,
sangre vertida, antaño prometida.
En la búsqueda anhelada,
de nuestra perla robada.
Creyeron que el lienzo, estaba gastado,
creían que el olvido, nos había conquistado.
Pero no fue el suceso del tiempo fatal
que el olvido cobijó el anhelo de esta hermandad.
Se surcaron los cielos, aún en la adversidad.
Dimos héroes y memorias que recordar.
Fueron vidas ofrecidas,
aunque perdidas no arrepentidas.
Esos cuerpos aún de pie, aun en la eternidad
surcan los cielos de nuestra perla austral.
En los yunques, del viento,
y en las fraguas del sol.
No les interesan las crónicas de la impotencia
no solicitaron su memoria recordar
y aunque en mármol aquí presente atestiguan su inmortalidad
Su mandato aún perdura,
obedientes seguirán