Quise llorar, pude. Me hizo bien.
Si el destino fue lágrima viva, hoy se encuentra en el ocaso.
Quise estar triste, no pude. Sentí el vivir.
Sentí el cariño y las personas que profanaban mi decidida agonía.
Brota y emanan los años, las aventuras por venir.
Quise amar a la persona no indicada. Fallé.
Engrandecieron los nombres de aquellas que amaré.
Lloré, me hizo bien.
El tiempo es un despojo, un manojo de oropel.
No quiero recuperarlo, quiero más de él.
No resucitaré a mis muertos.
Ellos están ajenos a mis lamentos.
No resucitaré a mis muertos.
Aunque susurre su nombre en los albores y encierros.
No quiero otro destino,
No me prometieron ningún camino.
Es una pena mi despojo,
No sucede a mi antojo.
Es una pena el destierro
De mis afectos al territorio de los muertos.
La lozanía de la vida. Ya no les será permitida.