Las segundas letras de abril. Me soñé escribiendo dolor.

Con el correr de los días me soñé escribiendo el dolor. Pero no era en prosa, no era en verso, escribir estaba en la felicidad. Lo que escribía era una suerte de dolor purpúreo, un dolor que no se podía traducir en letras. Era tanto el dolor que no podía concebirlo en palabras. Cómo no podemos concebir donde estaremos en los próximos años.

Ella vomitaba tinta y yo no podía pasar a palabras.

Me indigna la causa por la cual se escribe, si concibo una letra útil. Será fruto del sufrimiento de mi propia madre. ¿Cuál es el sentido de escribir tamaño pesar? “No lo sé, sólo seguí tu impulso” me dijiste.

Te puede interesar