Única convicción de Cloy Greythink: Sólo lo mejor

Se hicieron las 17.59 y Cloy se encontraba en su puesto de trabajo. Un aviso llegó urgente sobre cierto informe que había que realizar con urgencia para el mediodía posterior. Había pautado un encuentro con su madre.

La resolución correcta y evidente sólo podía ser una: abandonó su puesto de trabajo para encontrarse con su madre. Ahí quedaban quejándose los sujetos.

Llegó al teatro y la vio sentada, en ese instante, sola. Hacía frío. Parecía un poco cabizbaja, le nostalgia desgarradora avanzaba sobre su mente. “¿Qué pensará?”, “¿Sentirá tristeza por su disminuida condición?” “¿sentirá frío?”.

Morir con una agonía: ¡qué terrible evento! Pero qué increíble historia de superación el querer desear y profesar la voluntad de vivir a pesar de la agonía y de la certeza de la muerte. Evento reducido para valientes. Tal vez sea porque saben que vivieron como quisieron o dentro del máximo de sus posibilidades.

En un instante cruzó el pasillo del teatro una pareja sonriente, rozagante, un momento feliz de ellos. Y allá iban a su casa donde los esperaban sus hijos, su familia, los esperaba un hogar; y nosotros acá, careciendo de futuro, nosotros acá, tratando de darle sentido a esto, tratando de darle sentido a los retazos de vida que nos quedan en el presente. Con sombrío porvenir.

Y mientras la nostalgia lo arrinconaba, la depresión lo tomaba de asalto él sonreía como jamás lo había hecho. No existían problemas, no sucedió nada malo en el trabajo, todo funcionaba, no era excelso ni genial. Pero existía la idea de que ‘las cosas andaban’

No existieron peleas ni discusiones. Él sonreía y escuchaba a su mamá que palabra a palabra pronunciada era una dosis de ánimo para ella lo que la alegraba. Ante cada comentario el hacía una pregunta sobre el tema y su madre seguía hablando. Así lo hizo desde el comienzo, así lo hizo en el camino al bar. Así lo hizo en el café.

Cada palabra era importante, cada párrafo valioso, cada palabra valía la pena. Porque lo importante no eran lo dicho sino el sentimiento de alegría que brotaba de esa boca, de esa voz que tuvo que estar callada y sola durante 12 horas para después hablar.  Y ante cada pregunta el sólo se respondía a sí mismo (Sólo lo mejor).

Sólo lo mejor ante la tristeza, porque no recordaré las palabras pero sí recordaré la cara de alegría ante cada dicho. De esa manera venceré transitoriamente la muerte.

Sólo lo mejor, porque las inyecciones de vida, tal vez no curen las enfermedades, pero sanan personas almas y humanidades.

Sólo lo mejor ante la nostalgia que me atrapa, porque brindando felicidad a aquella persona que queremos le podemos dar tregua a la batalla que están librando.

Sólo lo mejor porque no somos los que vamos a morir, y cosas buenas sucederán si seguimos viviendo.

Sólo lo mejor porque se sienten vulnerables y dándole lo bueno y mejor que tenemos es la única manera de darles fortaleza y valentía. Porque hace falta fortaleza y valentía para afrontar las penurias de las agonías y los dolores de las lentas muertes que consumen el cuerpo.

Sólo lo mejor porque siente vergüenza de estar aquí y ahora siendo una ‘carga’ y un ‘estorbo’ ante nuestras obligaciones y ambiciones sin entender los fundamentales que fueron y son en nuestras vidas. Trabajos que intercambiaremos por abrazos que jamás se volverán a dar, la ecuación es simple, sencilla y sugerente.

Sólo lo mejor ante el miedo, porque lo hacemos retroceder con la luz de las personas que intentan honrar la vida ante cada momento.

Sólo lo mejor ante sus vidas, porque tal vez parte de sus vidas está en nuestras manos. Un halago da una sonrisa, un gruñido despierta una profunda tristeza.

Sólo lo mejor ante la tragedia, porque aunque uno pase su propio duelo debe aportar su empuje para que esta historia sea de superación y de épica.

Sólo lo mejor ante mi madre. Porque es la triste moneda con que pueda pagarle su cariño, su abrigo y su amor.

Luego de pensar, en ese instante que parecieron horas, por ese momento mientras miraba el café, ahí estaba ella, hablando con entusiasmo y felicidad. Caminaron la ciudad, hicieron unas compras. El viento rozo su cara.

Una vez en casa, luego del ejercicio, luego de caminar unas horas, ya cansada, ya de pie. Se fue a acostar. Cloy casi se consume ante la tristeza y la nostalgia. Pero no lo hizo, en su mente aún retumbaba su propia decisión. “Sólo lo mejor, aunque muera un día después de ella. Sólo pura y exclusivamente lo mejor.”

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