Detenerse
en una escala del tiempo.
Mirar la tarde de ojos lilas
de avenida lila
de alfombra lila
de jacarandá.
Dar migaja de cariño
al perro que no quiere soledad.
Concederle el oído
la música del crepúsculo
a la memoria
el sitio perfumado del recuerdo
a la distancia
el salto del encuentro
al corazón
la redonda plenitud de los afectos
y dejar
que la placidez del instante invada
gozosa
la existencia.
Susana Quiroga – Poemas de la soledad – Editorial Vinciguerra