Concierto en Argentina – André Rieu

La conmoción muchas veces está asociada a lo que sucede en eventos repentinos, pero violentos, o por lo menos dramáticos. La música quizá es el evento que ambienta, que acompaña los sucesos; por ejemplo en el cine. Quizá muchos piensan que este inagotable mundo pueda ser un gran ambientador, pero poco menos que protagonista. Tal vez un gran compañero, como en el caso de la danza. Pero nunca que por sí mismo pueda serlo. Si es que piensan de esta forma Andrè Rieu y su orquesta ‘Johann Strauss’ nos demuestran lo contrario.

Ya desde el comienzo y desde sus primeras palabras celebra la unión de un colectivo de personas por la música; porque ella las hace mejores, las une y logra obtener cosas buenas de todas. El propone a la música como protagonista de un evento itinerante por todos los lugares del mundo. Y cuando llegó a la Argentina tuve suerte de verlo en primera persona.

Su repertorio me sorprendió. Todo aquel que pasa un tiempo en eventos masivos sabe que la música académica tiende a saturar al espectador, por lo tanto los coros, las bandas y las orquestas agregan a su repertorio alguno que otro deleite popular. Y si bien Rieu nos legó tres canciones del acervo popular. Se ciñó a una idea que viene trabajando desde hace más de 30 años:

“Mi padre era director de orquesta y recuerdo aquel inmenso grupo de músicos que creaba un sonido maravilloso, todos los arcos moviéndose a la vez… ¡lo encontraba realmente fantástico! Pero ya entonces me sorprendía el ambiente tenebroso que reinaba durante los conciertos. Todos tan serios, no se podía reír ni toser, mientras que para mí la música era algo que irradiaba tanta alegría…

Hemos querido huir de todo ese ambiente solemne que rodea la música clásica y que asusta y disuade al público de asistir a los conciertos. Nuestra orquesta la forman músicos jóvenes y entusiastas que salen todas las noches al escenario a dar conciertos conmigo y se entregan en cuerpo y alma. Y el público nota este entusiasmo. En los conciertos lo pasamos genial juntos, mi orquesta, yo mismo, y también el público: todos participamos, canturreamos, aplaudimos, saltamos… Todas las noches son una experiencia formidable y no puedo imaginarme nada más bonito para un músico.” – Link a la fuente

Y no defraudó cumplió, en lo que a mí respecta, con su dictado de transmitir felicidad y alegría. Sin mucho más para agregar y en 3 horas que duró su concierto nos enseñó que la música de cámara todavía tiene mucho para aportar en nuestras vidas. Y también siguió profundizando en mí el convencimiento que los ambientes “académicos” aniquilan las alegrías del desarrollo de las actividades que amamos: la educación, la música, el arte. ¡Y muchos otros!

La música, ese arte antiquísimo que no abusa del diálogo para hacernos ver la verdad. Quizá Schopenhauer tiene razón: “La música, en efecto, no puede ser medida con el mismo rasero que las demás artes, en la cuales, según veíamos, su mayor o menor excelencia se apreciaba según expresasen las Ideas, expresiones a su vez de la Voluntad, en sus grados más altos o más bajos. Porque la música, estrictamente, no es un medio de intuir Ideas, y sin embargo, es el mejor modo de entrar en contacto con la verdad.” – Link a la fuente

Si llegamos a entrar en contacto con la verdad en un concierto de André Rieu, no sólo será un evento esclarecedor, sino también nos dará alegría. Nos dará felicidad.

Te puede interesar