Gracias por el fuego – Benedetti

“Y si soñamos, fue con realidades”

“Para Carlos sólo existe sobre todo  su propio miedo” (Benedetti; 2000, 56)

“En su actuales ojos de cielo está inscrito, sin embargo, una inexorable y futura mezquindad” (Benedetti; 2000, 57)

“Ella tenía vergüenza de mi vergüenza” (Benedettí; 2000, 62)

“Para matar a un tipo hay que despertarse cornudo, o tener huevos, o estar borracho; y ustedes toman coca cola” (Benedetti; 2000, 76)

“Recuerdo que antes de los veinte años todo parece urgente, y es cierto, es urgente. Pero el reconocimiento de que la necesidad sea perentoria, no siempre significa que la solución sea inminente” (Benedetti; 2000, 95)

“Vi a las parejas que bailaban silenciosamente, con los transistores colgados del pescuezo, siguiendo cada uno un ritmo diferente, como si quisieran exhibir públicamente el provisorio enclaustramiento elegido, el falible, pasajero convencionalismo en que sus respectivos pares de soledades parecían coincidir; nosotros dos escuchamos la misma melodía, oímos el mismo mundo, desciframos las mismas palabras, nosotros dos y el resto que se pudra; y me sentí formando parte de ese resto, y, por lo tanto, en proceso de putrefacción, me sentí como destinatario universal de ese rechazo, me sentí asquerosamente solo” (Benedetti, 2000, 172)

“El odio nunca es nuevo. Siempre nace viejo, gastado, repetido” (Benedetti, 2000; 201)

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