Elegía – Eliseo Diego

Elegía

MI PERRO era negro y blanco,

la noche en él con el día,

y adentro de su mirada

vivió siempre la alegría

¡Qué lana rebelde y suave,

qué hocico leve y certero,

y aunque chiquito, valiente

y si valiente, ligero!

Cuando más contento estaba

su cola era un remolino.

Los perros la cola mecen:

¡la vieras tú echa un molino!

Por el trillo del jardín

corrió feroz una tarde

¡y en brazos volvió, tan gacha

la oreja como su alarde!

Le tiraban de la cola

los niños con él jugando.

Su paciencia era un reproche

como quién dice ¡hasta cuando!

Tobi se llamó mi perro

Si me preguntás por qué,

te digo “Pues por lo mismo

que tú Pablo, Juan, José”

¡Buen amigo, camarada!

Se me murió un mediodía. 

Sin embargo, ¿no es extraño?,

Me acompaña todavía.

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