Obra poética – Jorge Luis Borges

Qué existe una serie de libros nominados como ‘obra completa’ es conocido, creo que desde 1960. Todavía recuerdo ese libro de Emece, tapa dura, verde oscuro que tenía mi profesora de francés.

Con los años la ‘obra completa’ se expandió. Ya sabemos que la generosidad inigualable del negocio editorial tiene altruismos propios y mágicos momento pecuniarios para ellos.

Este conjunto de libros reunidos en la ‘Obra poética’ creo que puede ser un tanto discutible: Emece ya nos había dado la obra poética en orden cronológico dentro del corpus original.

Pero claro, tanto ellos como María Kodama querían regalarnos más. Supongo, que de esta forma, nació el libro recopilador. El libro bastardo: toda poesía borgeana que existe, hasta que salgan nuevos manuscritos inéditos. Prolijamente encontrados por bienaventurados herederos.

Sin embargo, el enojo inicial tal vez se vio matizado una vez que empecé a transitar la obra, lo que le puede suceder a menudo a mucha gente, y a usted también. En última instancia, leer a Borges me ha parecido particularmente instructivo, agradable y enriquecedor a lo largo de mi vida. Pero siempre fui un lector impiadoso. Leía porque leía, no para entender. Seguramente, como usted, muchas cosas yo no las entienda tampoco.

Su escritura será lo que jamás lograré llegar; y que incluso es erróneo pensar a siquiera aspirar. No por técnica, sino por integridad de la creación propia.

La cuestión es que una vez inmersos en la lectura del libro llegamos nuevamente a Fervor de Buenos Aires, uno de sus primeros libros, y vuelve a ser tan ‘Fervor’, como lo fue la primera vez que lo leí, en mi pueblo, no en la populosa Buenos Aires. Leer “Cuarenta naipes han desplazado la vida” me volvió a recordar que esa creación risueña sigue siendo genial, sigue hablando de muchas cosas, y también de todos y cada uno de nosotros.

También releer esos primeros libros me recordó la aspiración que perduró en Borges durante toda su vida: volver imperecedero muchas cosas de su Buenos Aires cotidiano. El Palermo de casas bajas que hoy tránsito entre edificios; los almacenes rosados que no deben ser ‘rosao’, los dones, el ajedrez, el paisano y la muerte.

Luego redescubrir que al final de su vida nos encontramos con un Borges más íntimo, menos vigoroso que intenta recorrer los habitáculos del alma, y que como Browning, hay veces que queremos que las palabras no sean sólo moneda corriente. Porque el poeta es un artista, y como toda de artista, y especialmente de un buen artista. Leerlo no sólo nos causará placer. Sino que nos hará mejores personas.

Vaya pues su indispensable lectura, porque aunque discutiendo el valor de algunos elementos tanto internos como externos, quién está en ese libro es un reconocido poeta. “Reconocido” no por la supuesta gloria que el destino de los hombres le tributa. Sino porque es un autoreconocido poeta que transfigura el alma en palabras.

Leer poesía te hará mejor persona y salvará también al mundo. Que Borges tome tu mano con este tomo: Obra poética.

Te puede interesar

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *