‘Sueño que te sueño’, dijo con intermitente otoño vocal. Estaba intentando el inútil recupero que se obra cuándo ya no abarca el amor del otro. Tal vez en un afán celestial recuperaba su cariño. Una mirada desde la otra orilla de la mesa fulmina esa ilusión. Sin embargo, persiste
La persona que alguna vez amó recibe los versos:
Tu mirada era lasciva, hoy es lacerante
Ayer compasiva, hoy ardiente por combate.
Me retiro todavía, entre sueños anhelante:
te amo, quiero recuperarte.
Ella hizo caso omiso. Ella se ha ido.