No recogeremos las palabras

Vuelve. El corazón en terreno correntoso,

Espeso mar de ráfagas lentas.

Renuevan su embate; sutilezas de la violencia.

Se empuña el tiempo antiguo. 

Otrora vibrante. La voluntad me abandona.

Una opresora emoción ocupa el hueco.

Empuje otoñal de un puñal que me postra.

¿Es firme este empuje?

¿Es débil mi estirpe?

Ayer era el anhelo de futuros briosos.

Hoy remedo de súplicas. 

Rendido en harapos.

De una pérdida, todavía profunda.

Lentas y apagada, de esos labios no recogeremos palabras

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