Recordá la Felicidad

A veces abandonamos la felicidad. A veces aparece gente especial. Ellos te lo recuerdan y salvan de vos mismo.

La Estética.

El arte, la estética, alguien, la danza, y mi propia persona, situaciones que pensarán que no están conectadas. Error. Lo están. Sus relaciones son profundas, completas y tal vez contradictorias. Seguramente sean más de las que señalé. Hablemos de lo más importantes: el arte; en particular de la literatura.

De todas, mi mimada  y querida, de los estudios estéticos los mayores y más curioseados. En cierto modo el ‘estudio’ de la literatura es el conocimiento de las técnicas y símbolos que son utilizados por la forma escrita para transmitir o generar una emoción en quién las lee. Este conjunto de técnicas sería de ayuda para el escritor. Entendiendo y comprendiendo esto podrían ser utilizadas correctamente distintas emociones en el arte escrita (o incluso hablada).

Entonces llegamos a la pregunta: ¿Estás hablando de reducir la emoción a un conjunto de técnicas? La respuesta es no. Esa es la historia.

La historia: Concurso.

He aquí que al ser una persona inquieta con el tiempo me aburrió el gimnasio y empecé a bailar. Es divertido, interesante y sugerente. Bailar, como toda expresión artística, tiene su técnica. Es un arte en el que cuerpos transmiten emociones.

En un momento surgió la posibilidad de anotarse en un concurso. Lo hice. Fue todo pésimo; hice todo mal.  Quizá no desde el movimiento en sí (Qué sin duda pasó) pero sí desde el hecho que faltaba alma, faltaba eso que te lleva a ver y posar los ojos en otras personas. Faltaba la emoción por ver, la pasión por transmitir. La exaltación que se transmite cuando otra persona está haciendo algo que es digno de verse.

Me hicieron muchos comentarios. Pero uno, y sólo uno, todavía retumba en mi mente.

Un comentario simple, elegante, sutil y genial.

Por supuesto; yo acusé el asunto como un caso perdido porque no siento la pasión irrefrenable que sienten mis queridos amigos que ganaron; de hecho por momentos me siento cansado y aturdido, pienso que necesito un tiempo alejado de esta gente que me vive taladrando el cerebro con el mismo tema una y otra vez. ¡Exactamente el mismo!

A eso, le agregamos los comentarios de siempre: estaba nervioso, no sabía tanto como suponía, había gente más talentosa y lo hago mediocremente porque sencillamente carezco de talento. Previsible y potencialmente real.

Palabras más, palabras menos eran los comentarios que recibía. Sin embargo existió uno que fue distinto. Luego de finalizar los comentarios pedestres  se me obsequió una frase simple, elegante, y sin pompa:

“Sí, puede ser. Pero yo creo a vos bailar te hace feliz; y me parece que ahí no eras feliz”

Simple, elegante: Genial. No dijo “es así”, dijo “me parece”. Sin embargo: apenas la escuché dije “Claro” luego pensé que no iba a mirar la fecha del día (aunque era de noche) porque la iba recordar por siempre.

Cuestión: “La felicidad”

Ser feliz en las cosas que hago es una de las principales preguntas que me realizo en todo momento de mi vida. De hecho en el trabajo hay momentos que digo que no me gusta realizar algunas tareas porque “no me hace feliz”. Increíblemente, mi jefe ríe.

Pero en ese momento se fue, se esfumó. Se me escapó, lo evadí. Y fue un error. Concentrado en ese conjunto de métodos que es la técnica me olvidé de hacer ese retazo de porción de mundo un momento para la felicidad. Por eso la palabra fue simple. Porque viniendo de alguien que me conoce podría haber utilizado un repertorio técnico, o haber dicho miles de cosas. Pero habló de la felicidad y generó un recuerdo para toda la vida.

No sé por qué me quedan grabada algunas cosas. Seguramente mi ‘inicio’ al amor por la lectura a través de “El Aleph” tiene algo que ver. Puedo recordar el lugar y la fecha donde le di ese beso a la chica que tanto quería, recuerdo el lugar donde estaba cuando me dieron esa noticia trágica, recuerdo el museo donde conocí a esa mujer que con los años se convertiría en una de las personas que marcaron mi vida.

“Yo creo que no eras feliz” dijo, y generó un recuerdo para lo que me resta de vida. Y una enseñanza. A pesar de que sea un hobbie, hay veces que nos traicionamos y olvidamos que llegamos ahí buscando felicidad. Entonces también es bueno preguntarse por la felicidad. (¿Lo estás haciendo?)

¿Y para que mierda hablaste de la estética? ¿Te hacías el sabelotodo? Eso es porque no respeté muchas métricas y pocos símbolos para escribir. Y, aunque releí lo escrito, tampoco me vuelve loco el error.

Escribo porque es la forma en que conozco el mundo. Cuando veo algo, cuando siento algo, cuando imagino algo todo eso sucede de forma de frases, sucede en formas de palabras. No me sucede en términos musicales, tonos, colores o sabores. Por lo tanto decidí someterme a mis limitaciones y escribir. Si llegaste hasta acá. Tal vez algo transmitió.

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1 comentario

  1. Me queda clarísmo que me hiciste llorar…. y que te agradezco profundamente la reflexión. También me hacés dar cuenta de algo que yo, ya no cuido tanto como antes, qué es el peso de las palabras, las palabras generan, las palabras nutren, crean realidades y pueden glorificar o simplemente matar. Por lo tanto me dedicaré más tiempo a recuperar mis lecturas, y a ser prudente en el uso de mi comunicación.
    Lo que más feliz me hace, es que te haya llegado con el sentimiento de amor, porque buscaba sacarte lo que hay adentro y uno tapa, o esconde. Te quiero!! Besote!!!

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